13 - QMEV -TOMAR POSESIÓN DE TI

¿Cómo te sitúas ante el reto de llegar a ser tal y como fuiste pensado al crearte?
¿Lo percibes tan lejano que parece inalcanzable? ¿Tan imposible que prefieres no intentarlo? ¿O hay algo desde el fondo de ti que te grita que no puedes seguir cerrando los ojos a esta propuesta?
Es ese “yo” en tu interior que está luchando por salir. Lucha a pesar de las mordazas que te empeñas en ponerle un día tras otro.
Mordaza de rutinas, mordaza de inseguridades, mordaza de miedos, mordaza de comodidades porque te sientes a gusto en tu “zona de confort”. A pesar de todo no eres feliz, no vives plenamente, pero te has conformado porque salir de esa zona supone un riesgo y un esfuerzo también.

La libertad no es algo innato en ti, todos tenemos la tarea de conquistarla. Estás perdiendo la batalla si te has acomodado en tu situación con resignación.
 A veces reniegas, otras prefieres seguir haciéndote la víctima buscando y la compasión del mundo y las más, sumido en una apatía insulsa, dejándote llevar por la inercia. Sobreviviendo pero no viviendo. Dejando que se escurran entre tus dedos las horas y los días.

Necesitas tomar posesión de ti mismo. Pero, ¿qué es eso exactamente?

Tomar posesión de uno mismo es algo muy claro: es ELEGIR. No dejar que las personas ni las circunstancias te arrastren y te metan en una espiral de la que no sabes cómo salir y en la que no te reconozcas a ti mismo.

Llega la hora, es el momento de decir: ¡BASTA YA!, ¡HASTA AQUÍ!
Porque ya no quieres más de esto.
Decirlo con determinación es ya en sí mismo una elección.

¡Felicidades! Ese es el primer paso para conquistar la libertad interior, tu libertad.

Asume que hay situaciones que no cambiarán de la noche a la mañana y personas que tienen actitudes que jamás cambiarán, o al menos, no está en tus manos la responsabilidad ni la capacidad de hacerlo.

¿Quién es el que puede cambiar cómo situarse ante todo eso? ¡Tú! Tú observas, tú analizas, tú reflexionas y tú finalmente eliges.
Porque al fin y al cabo, siempre serás libre para elegir cómo vivir la situación que te corresponde.

¿Y qué elegir para no equivocarse?
No existen fórmulas para eso. Sólo te digo algo al respecto: No tengas miedo a equivocarte, equivocarte es una forma de aprender.

Todo tiene un valor. Valor es la cualidad que tienen las personas, las cosas y los acontecimientos que los hace importantes para alguien. Lo decisivo será determinar a qué das valor y qué valor le das. El problema es que ahora vivimos en un mundo en el que todo vale, al final, eso  nos está llevando a la conclusión de que ya nada vale nada porque hemos desvirtuado el auténtico valor de las cosas, los hemos mezclado, remezclado, entremezclado, infravalorando o sobrevalorando.

Si  algo nos caracteriza a los seres humanos y nos diferencia del resto de la creación y es la conciencia. La conciencia esa es la capacidad de valorar el bien y el mal, la que formula juicios sobre la rectitud o no de nuestros actos.
De ella surgen los mejores impulsos y deseos de realización personal y de la felicidad. La conciencia constituye lo más íntimo y profundo de tu persona.

Precisamente tu conciencia es la herramienta mejor que te puede ayudar a determinar el valor de las cosas y quien te ayudará a colocarlas por orden de importancia en tu personal escala de valores.

La escala de valores es el orden jerarquizado que tienes de las cosas. Este orden dependerá de la opción fundamental que has tomado en tu vida, es decir lo que la orienta y le da sentido.

Tú has elegido, aunque sea de forma inconsciente, tu propia escala de valores y con ella estás manifestando el ideal de realización personal al que aspiras. Ella refleja el proyecto de persona que quieres ser.  
Analiza si necesitas reorganizar tu escala de valores. A veces los valores pueden entrar en conflicto y eso te complica aún más la toma de decisiones. Evalúalo con calma.

Luego tendrás que tener en cuenta otro aspecto fundamental a la hora de discernir qué elegir es saber desde dónde estás haciendo tu elección. Si lo haces desde tu sensibilidad, es decir, apetencias, temores, conveniencias, inseguridades.
Si eliges desde tu “yo cerebral” guiado por tus principios y tus lógicas.
Si eliges desde los otros, desde el qué dirán, qué pensarán de ti, cómo se sentirán.
Sólo una elección hecha desde la globalidad de tu ser y que ponga en armonía mente, cuerpo y sentimientos, será aquella que más te ayude a crecer.

Eso no significa que esta decisión no traiga consigo aspectos exigentes, frustrantes, incluso mortificantes, pero sí será aquella ante la que mejor podrás posicionarte y de la que estarás dispuesto a asumir sus consecuencias, sean del tipo que sean.

Recapacita si puede que estés dando demasiada relevancia a cosas circunstanciales y eso te está impidiendo ver lo esencial y elegir

Recuerda la visita de Jesús a Marta y a María:
“Marta, Marta, - le dice- andas inquieta y preocupada por tantas cosas cuando en realidad una sola es necesaria.
María ha escogido la mejor parte y no se la quitarán”. (Lc. 10, 41-42)

Graba bien estas palabras en tu mente: Una sola cosa es necesaria.

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